Mientras el norte de Veracruz lucha contra lluvias, ríos desbordados y deslaves, algunos políticos buscan protagonismo en lugar de ayudar.

Poza Rica, Veracruz. — Las lluvias no perdonan. Los ríos desbordados y los deslaves han dejado un paisaje de destrucción en el norte del estado. Calles convertidas en ríos de lodo, casas inundadas, familias enteras desplazadas. No hay rincón que no haya sentido el golpe de la naturaleza.

El desastre no discrimina: golpea a comerciantes, obreros, jóvenes, adultos mayores. Y, en medio de la tragedia, el pueblo de Poza Rica ha mostrado su mejor cara: vecinos ayudan a vecinos, brigadas improvisadas limpian calles, voluntarios reparten víveres. Autoridades coordinan esfuerzos con Ejército, Marina, Guardia Nacional y Protección Civil.

Pero mientras algunos suman, otros buscan dividir.

El oportunismo se hace visible

Emilio Olvera, ex candidato de Movimiento Ciudadano, decidió aprovechar la desgracia para su propio beneficio. En lugar de ayudar, confrontó y agredió verbalmente a soldados que estaban en la primera línea de rescate. Grabó cada instante, buscando likes y protagonismo. Mientras unos cargan sacos de arena para proteger colonias, él levanta su cámara.

Olvera no es un desconocido. Sus intentos fallidos de carrera política lo han llevado a confundir frustración con valentía. Hoy, su protagonismo no suma, solo resta.

Solidaridad contra el ruido político

El norte de Veracruz necesita acción, no escándalos. La Presidenta Claudia Sheinbaum y la Gobernadora Rocío Nahle García han estado presentes desde el primer día, coordinando esfuerzos de limpieza y reconstrucción. Miles de elementos del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional trabajan hombro a hombro con la ciudadanía.

Mientras el gobierno y la población construyen soluciones, Olvera grita y provoca. Cada minuto perdido en su confrontación es un minuto que no se dedica a salvar vidas.

La historia juzgará

Cuando el lodo se retire y las casas recuperen su forma, la memoria colectiva recordará quién sumó y quién quiso aprovechar la tragedia. En los refugios y colonias anegadas, la gente habla de ayuda, de uniformes que trabajan, de apoyos que llegan. No hablan de Olvera.

Poza Rica saldrá adelante gracias a la solidaridad de su gente y al trabajo coordinado de autoridades. El oportunismo político quedará en la memoria como lo que es: irrelevante frente a la tragedia.

Porque aquí, en el norte de Veracruz, los hechos importan más que el ruido.